Gestión sustentable: planeta, una perspectiva

Sin duda se deben reconocer los esfuerzos realizados en materia ambiental y de sustentabilidad, que manifiestan la necesidad de atención y de acciones concretas para cambiar de la situación actual, dentro de los que figuran la contaminación de los cuerpos hídricos, la deforestación, la pérdida de la biodiversidad y en términos generales la destrucción del medio ambiente, la búsqueda de soluciones ha conducido a llevar algunos momentos importantes en la cooperación ambiental internacional, dentro de los que figuran: la Conferencia del medio ambiente de las Naciones Unidas llevada a cabo en Estocolmo, Suecia, en Junio de 1972; el Protocolo de Montreal, relativo a las sustancias que agotan el ozono; el Protocolo de Kioto de las Naciones Unidas sobre el cambio climático mediante la reducción de las emisiones de seis gases de efecto invernadero que causan el calentamiento global; la Convención de Basilea sobre el control de los desechos peligrosos; la Conferencia de Medio Ambiente y Desarrollo de las Naciones Unidas, realizada en Río de Janeiro, Brasil, en junio de 1992, la cual marcó un cambio clave en la historia de la Cooperación Ambiental Internacional; la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible, realizada en Johannesburgo, Sudáfrica, en agosto del 2002, la cual contribuyó a incrementar la atención dada al rol crítico de la sociedad civil en un mundo globalizado.

Dentro del marco internacional el 25 de septiembre de 2015 se marca dentro de la historia un momento cumbre en materia de sustentabilidad, con la aprobación la agenda para el desarrollo sostenible. El documento final, titulado «Transformar Nuestro Mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible», fue adoptado por los 193 estados miembros de las Naciones Unidas.

La agenda 2030 incluye 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible, los cuales en su conjunto tienen el propósito de erradicar la pobreza, luchar contra la desigualdad y la injusticia, asegurar la prosperidad y proteger el planeta.

Los esfuerzos realizados reflejan la comprensión y compromiso ante los problemas ambientales correspondientes a cada época y la forma en que ellos vienen afectando al medio ambiente, la sociedad y el desarrollo de las naciones, en este contexto, la sustentabilidad surge como el elemento fundamental en la búsqueda de un equilibrio entre la economía, la sociedad y el medio ambiente. Sin embargo, en la última década, a nivel mundial, se han presentado diversos desastres ambientales tales como la destrucción del Chocó biogeográfico, la contaminación del Río Piraí y del Lago Poopó, la desforestación de la Selva Paranaense y recientemente los incendios en la Amazonia. Estas catástrofes ponen de manifiesto la toma de acciones para detener la destrucción de los ecosistemas y la construcción de la casa común.

DESDE LOS ODS

La Agenda 2030

La agenda 2030 para el desarrollo sostenible establece una visión transformadora desde una perspectiva económica, social y ambiental, si bien las tres directrices son importantes derivados de la contaminación de los cuerpos hídricos, deforestación, pérdida de la biodiversidad y, en términos generales, la destrucción ambiental.

El eje ambiental pone en nuestras mentes preocupación, desesperación y una imperante necesidad de acción que en estos momentos toma gran importancia y relevancia. Los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) relacionados con el planeta, ODS 6,12,13,14 y 15, son clave y solución para ello, ya que sin planeta no hay vida y sin vida no hay crecimiento ni desarrollo sostenible.

ODS 6: Agua limpia y saneamiento

Propósito del ODS: Garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos los habitantes del planeta. El agua potable es esencial para la existencia del ser humano y la biodiversidad.

Actualmente, el reparto del agua no es el adecuado y para el año 2050, se espera que al menos un 25% de la población mundial viva en un país afectado por su escasez.

Si se toman medidas para evitar la contaminación de los cuerpos hídricos y se optimiza su aprovechamiento la humanidad gozará de salud y bienestar. El acceso al agua, al saneamiento e higiene es un derecho humano.

ODS 12: Producción y consumo responsables

Propósito del ODS: Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles.

El consumo y la producción responsable y sostenible consisten en fomentar el uso eficiente de los recursos y la energía, lo cual se traduce en una mejor calidad de vida. En la actualidad, el consumo de los recursos naturales está aumentando, asimismo la producción no responsable genera impactos ambientales relacionados con la contaminación del aire, el agua y el suelo.
El objetivo del consumo y la producción sostenibles es mejorar desempeño ambiental, es decir abastecer los productos y servicios necesarios para el desarrollo humano optimizando los recursos.

Encontrar nuevas soluciones que ofrezcan modalidades de consumo y producción sostenibles permitirá mitigar efectos económicos, ambientales y sociales relacionados con la utilización de los productos y servicios.

ODS 14: Vida submarina

Propósito del ODS: Conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible.

Los océanos mueven sistemas que hacen que la tierra sea habitable para la humanidad. Las precipitaciones, el agua potable, el clima, el tiempo, las costas, gran parte de nuestros alimentos e incluso el oxígeno del aire que respiramos provienen de estos, por lo tanto, la eficaz administración de este recurso esencial es una característica clave del futuro sostenible.
Mantener la salud de los océanos ayuda en los esfuerzos de adaptación al cambio climático, reducción de la pobreza aumentando los ingresos y mejorando la salud de las personas.

ODS 15: Vida de ecosistemas terrestres

Propósito del ODS: Gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y detener la pérdida de biodiversidad.

El 30.7% de la superficie terrestre está cubierta por bosques y estos, además de proporcionar seguridad alimentaria y refugio, son fundamentales para combatir el cambio climático, pues protegen la diversidad biológica. Al proteger los bosques, también podremos fortalecer la gestión de los recursos naturales y aumentar la productividad de la tierra.

Conservar los ecosistemas no es un lujo, es una necesidad. Los ecosistemas sostienen y alimentan el espíritu de los seres vivos, detener la deforestación, degradación de la tierra, extinción de las especies y en general atender sus necesidades de la casa común representará la sobrevivencia de hoy en el futuro.

El efecto de la deforestación, pérdida de biodiversidad y destrucción al medio ambiente

Proteger y conservar los árboles, matorrales y pastizales que forman parte del manto vegetal, así como los cuerpos hídricos, es vital para generar estrategias para combatir el cambio climático y la construcción de los ecosistemas. Sin embargo, lagos, lagunas, ríos y mares se encuentran en una situación vulnerable; así mismo los bosques del mundo, especialmente los del sudeste de Asia y África Central y los tropicales de América Latina, están cada vez más amenazados por la deforestación, dentro de este contexto se encuentra la reciente situación por la que atraviesa la Amazonia, el bosque tropical más extenso del mundo, esta situación nos deja en nuestra mente una gran preocupación y en el corazón un profundo dolor.

Una investigación realizada por la Universidad de Maryland y publicada por la organización Global Forest Watch en el marco del Tropical Forest Forum de Oslo, en un evento realizado en 27 y 28 de junio de 2018, nos pone en estado de alerta, ya que, en 2017, en el mundo, han desaparecido 15,8 millones de hectáreas (es como si se hubieran perdido 40 campos de fútbol cada minuto durante los 12 meses). Estos datos convierten al 2017 en el segundo año con los peores datos registrados en la pérdida de superficie forestal desde 2001, el peor fue el anterior, 2016, con 29,7 millones de hectáreas desaparecidas.

El cambio climático combinado con la deforestación está aumentando la sequía y por ende la desertificación, haciendo que los ecosistemas sean más vulnerables a los incendios, los bosques también desempeñan un papel fundamental en el almacenamiento del dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero, además de proteger la biodiversidad que son fuente de vida para el ser humano, queda claro que conservar el manto vegetal y proteger la biodiversidad es sinónimo de combatir la pobreza en el mundo.
El no adoptar medidas sobre la deforestación y la pérdida de biodiversidad afecta tanto a la salud del planeta como a la de todos los seres vivos. La extinción de la flora y fauna es uno de los síntomas más preocupantes de la destrucción ambiental en América Latina y en el mundo, ya que constituye un proceso irreversible que nos priva del desarrollo sostenible.

El cambio empieza en este momento y por nosotros mismos. Si bien se requieren de acciones de gran magnitud y de alto impacto, el poder las acciones uno más uno, las cuales están a tu alcance nos permitirá construir nuestra casa común y con ello tener un mundo sustentable.